Eel Fórum, buena entrada, ciclo sin numerar, debutó al compañía “Ultramarinos de Lucas” con la obra “La sombra de Lear”. Sencilla historia que narra las desventuras de un monarca, viejo y cansado, que reparte el reino entre sus tres hijas reservándose la corona.
Pero hay algo más que una simple abdicación, pues postula irónica reflexiones sobre la edad madura, la soberanía y las relaciones familiares. Shakespeare a pie de pista aguardando el pistoletazo de salida.
Sombras. Vacilaciones. Miedos. Dueño de mis silencios y esclavo de cuanto diga en mi desafío por alcanzar éxito. ¿La verdad teatral es una mentira o la fría realidad nos engaña? Originalidad. Convicción. Interpelaciones al público y asumidos varios roles por el protagonista y su monólogo. (Dos horas de duración. Premios “Arcipreste de Hita” al mejor actor y al mejor montaje). Desde el programa de mano que no informa del autor –Christopher Durang-, olvida la dirección de Jorge Padín y soslaya el actor Juan Barzal.
Lograda escenografía. Esquemática. Incisiva: silla de ruedas como trono con reja, roca con árbol y retama utilizada de armario que guarda, careta, brazo de maniquí, peluca, pañuelos, grandes zapatos… Luz descriptiva, música inglesa y efectos especiales. Coro plástico que deambula por el escenario provocador y paradójico. Porque aun cuando Shakespeare utilice el verso yámbico –sílaba breve y otra larga- siempre es rítmico, musical y humanista.
El resto son milongas patéticas y compulsivas. Un actor que se las sabe todas. ¡Qué corre por el escenario! Ríe, llora, grita, gime en busca de sí mismo y el secreto de la vida… para terminar diciendo, tras la tragedia, que solo son palabras y lo que vale es disfrutar la serena belleza de La Coruña, comer el delicioso pulpo a la gallega y paladear el ácido vino ribeiro.