“Una luz cegadora, un disparo de nieve...”, cantaba Silvio Rodríguez. Quizá el todopoderoso Caballero, don Abel, también lo dijo tras accionar el interruptor que encendió la iluminación navideña de Vigo. El alcalde se marcó un discurso en gallego, castellano e inglis pitinglis y quizá al hablar en ese último idioma parafraseó al cantante cubano, pero como nadie le entendió nada es imposible saberlo. Eso sí, ¡qué derroche de lucerío! ¡Nueve millones de luces led! El mundo entero está asombrado. El alcalde de Nueva York aún no llamó, es verdad, pero puede que sufra tal sarpullido por la envidia que no puede ni coger el phone –¿se dice así en inglés?– para telefonear. Pero quién se acuerda ahora de él. Nadie, ni siquiera el concejal vigués que ayer declaró ante el juez por posible prevaricación en relación al alumbrado navideño de 2016.