La tristísima vida del caracol George

Cuando uno se reencarna en un caracol es que algo muy malo ha tenido que hacer en una vida anterior. El recién fallecido caracol George tuvo que ser la encarnación del mal cuando le correspondió ser un humano, porque su existencia como gasterópodo no ha podido ser más triste. Perteneciente a la especie achatinella apexfulva, acaba de morir a los catorce años, después de aguantar en la más absoluta soledad desde principios de la década. Y lo que es peor, con él se ha extinguido su especie. Triste historia, cuya única vertiente alegre es que ya hay una familia menos de caracoles en la que reencarnarse. ¡Qué alivio!

La tristísima vida del caracol George

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