LA QUILLA DEL FLOTEL

El próximo jueves Navantia abordará la puesta de quilla del flotel que construye para Pemex. Se trata de un acto interno, ajeno al habitual relumbre que rodeaba a este tradicional hito en la construcción de todo buque, pero el primero de estas características que se celebra en cuatro años. La distancia temporal deja ver perfectamente hasta qué punto la crisis económica, que también ha afectado a la Armada, así como la ausencia de nuevos contratos con el extranjero, han pasado factura a la construcción naval en Ferrol. Elocuentes son también las cifras que aporta el comité de empresa del astillero local. Frente al medio millar de operarios que afrontan un encargo idéntico en el astillero vigués Barreras, ahora propiedad de Pemex, en la ciudad naval la ocupación a día de hoy en el flotel apenas llega para dar trabajo a doscientas personas. Más elocuencia adquieren tales diferencias si se suma el hecho de que Navantia haya decidido “trasladar” a Cádiz la producción de ocho de los más de ochenta bloques en los que está dividida la construcción de un buque que, a la vista está, no da para resolver el extremo alcance de la crisis en la comarca. Lo que faltan son más quillas por poner.

LA QUILLA DEL FLOTEL

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