Optimismo e ilusión

La ansiedad, la angustia, la depresión…, son algunas de las dolencias más habituales, en los últimos tiempos, para una gran parte de ciudadanos que padecemos las dramáticas  consecuencias de la emergencia sanitaria del Covid 19 así como por la nefasta y sangrante crisis social y económica actual. Personas que pierden su empleo, después de décadas continuas de actividad laboral; familias que acuden a entidades benéficas para poder abonar los recibos de luz y del alquiler de sus viviendas e incluso para poder comer caliente; familias humildes que no pueden afrontar las cuotas de sus hipotecas o arrendamientos y son objeto de ejecuciones hipotecarias y desahucios, después de aguantar acosos constantes y cláusulas abusivas de algunas entidades crediticias; jóvenes, con treinta y más años, en paro y que nunca encontraron la oportunidad de enfrentarse al mercado laboral; trabajadores autónomos, comerciantes y pequeñas empresas que no llegan a fin de mes por falta de actividad y por la carencia de créditos bancarios.

En todos estos casos y situaciones, el optimismo es fundamental para poder levantarse cada mañana y afrontar el futuro con la ilusión de que todo mejorará, siempre y cuando, claro está, cada uno de nosotros pongamos de nuestra parte y luchemos por los derechos colectivos y por una sociedad mucho más justa e igualitaria. Pensemos que nosotros mismos podemos ser los motores del cambio social y económico y que desde la propia sociedad civil activa y solidaria se despierten las conciencias, adormiladas, de muchos responsables públicos. La historia nos ha  demostrado de que, entre todos, podemos. A que esperamos?

Optimismo e ilusión

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