El vinagre postelectoral de Monedero

YA se sabía que Juan Carlos Monedero –¡qué gran apellido para quien sufre episodios de amnesia cuando le corresponde hacer frente a sus obligaciones con Hacienda!– no se había recuperado de la ruptura de la relación –del tipo que fuese– con la fashionista Carmen Lomana, pero no que estuviese aún tan perjudicado por ese escarceo. Resulta que ahora culpa a Íñigo “El niño de San Ildefonso” Errejón de la derrota de la abuela Carmena. La exalcaldesa se mostró el lunes feliz –“aquí ya no soy nadie”, confesó en relación a su salida de la corporación de la Villa y Corte–, pues a partir de ahora puede dedicar horas y horas a preparar magdalenas, pero al fundador de Podemos no le llega con eso. También es verdad que siendo un vinagrillo como él no resulta fácil admitir que alguien esté contento, pero un poco de autocrítica nunca viene mal, sobre todo cuando los círculos concéntricos casi han desaparecido absorbidos por un agujero negro.

El vinagre postelectoral de Monedero

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