PIEDRAS Y PEDRADAS

Es lo penúltimo: así como la primavera nos llega detrás del invierno, las promesas, las primeras piedras anuncian el período electoral. La precampaña. Y por aquí vino la ministra con dos primeras piedras para alegrarnos el corazón y… si ello es posible, oye, acallar el cabreo general del personal con la política “marianista”.
Y es que el ciudadano recibe, junto a esas piedras, una serie de pedradas: nuestro paisano Rouco, ilustre cardenal, se arregló un palacete para pasar su futuro, que vale más de un millón y medio de euros. Ah, y por voluntad de nuestros administradores, las cosas relacionadas con la divinidad no pagan impuestos.
Seguimos con las cuentas: Contas, nuestro consello de as cosas de comer con dinero público, halla en las Cámaras de Comercio multitud de gastos opacos… Pero hay otros gastos que están claros como el agua clara de nuestros ríos, montes, valles y fuentes: el vídeo encargado a Iglesias junior, que, además de costar un ojo de la cara y la yema del otro, no le gusta ni a nuestra iglesia, que prestó parte de su patrimonio para las, dicen, las escenas más tórridas…
Y también están ahogados los juzgados pues, dice “El País”, la Xunta niega refuerzo laboral y, además, no quiere pagar las horas extras del personal que trabaja en el caso “Zeta”: ya saben, donde el conseguidor, que pernocta en Monte Pío, intermediaba en los cursos de formación profesional.
El otro día, en la Sexta Televisión le desmontaron el discurso de Mariano, pues la nación está hecha unos zorros… salvo algunos pocos que se lo llevan crudo cuidando el patrimonio de todos. Sube la luz, hemos rescatado –los ciudadanos– bancos, autopistas y aprendices de petroleros y uno de cada cuatro trabajadores cobra por debajo del salario mínimo y uno de cada cinco ciudadanos es pobre… y más pobre que en 2009, aunque una trampa publicitada en el hemiciclo (mejor hemicirco) diga lo contrario…
A veces cuando nos cuentas “sus” verdades se están refiriendo, ciertamente, no a los nacionales, a los ciudadanos, sino a su grupo de amigos que desde el Ibex, y con empresas que eran públicas como Telefónica, Tabacalera, por citar dos emblemáticas, que puestas al servicio de unos pocos siguen siendo ordeñadas en medio de un “Estado de decepción” que recibe las críticas de Bruselas, que exige acciones ante los desequilibrios económicos.
Pero entre Enrique Iglesias y las pelas de la Xunta están dinamizando nuestra economía. ¿Dinamizando o... dinamitando?

PIEDRAS Y PEDRADAS

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