¡FÁTIMA, QUE VAYA A FÁTIMA!

Si, Señores, la ministra de Empleo debería acudir al famoso santuario en Portugal y pedirle a la Virgen “sentidiño” para pensar con realismo, pues el 99% de sus declaraciones están a millones de años luz de la realidad que sufre el pueblo español.

Señora ministra: el desempleo continúa siendo la más escandalosa manifestación de los efectos de la crisis. Tenemos una economía de guerra, con uno de cada cuatro ciudadanos en paro y sin visos de que la tasa de desempleo baje del 15% en una década, con lo cual, la cohesión social peligra. Una de cada tres familias tiene sumas dificultades para cuadrar sus cuentas y son sólo los mayores de 65 años lo que aguantan un poco menos mal.

El gran problema, doña Fátima, son los cabezas de familia sin formación y que más de un millón de parados son irrecuperables para el mercado. La lucha por un salario digno ha expulsado del empleo a los descualificados. El 14% de los empleos perdidos en el último año son en el sector público, lo nunca visto en España.

El futuro de las Cámaras de Comercio sigue siendo confuso, y le diré algo más, doña Fátima: lo que la economía necesita es un aumento temporal del gasto público. Por otra parte, conviene poner de manifiesto que el recorte de 7.200 millones dejará una medicina con menos prestaciones y escorada hacia lo privado. Es imposible ahorrar 7.200 millones sin graves consecuencias. Así pues, más reformas y menos tijeras. Los expertos coinciden en que los recortes presupuestarios no son la única solución. Otro aspecto, doña Fátima: con la excusa de reducir el déficit del Sistema Nacional de Salud, el Gobierno ha dejado sin cobertura básica a los inmigrantes en situación irregular.

El ahorro de quitar la cobertura a los extranjeros será mínimo. Si un sin papeles quiere asistencia, tendrá que pagar 720 euros al año. Una pregunta, señora Fátima: ¿Ha tenido usted dinero suficiente para vacunarse contra la gripe?

¡FÁTIMA, QUE VAYA A FÁTIMA!

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