DISPARAR un misil para cargarse una urna, incluso todas las que ha comprado la Generalitat, parece un poco de más, salvo que uno sea el mastodóntico presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un, el único gordo de su país, o Donald Trump y esté comiendo tarta de chocolate con el presidente chino, porque entonces puede ocurrir cualquier cosa. La bizarra María Dolores de Cospedal, que reparte su tiempo entre la secretaría general del PP, el Ministerio de Defensa y ser la imagen de una peluquería de Honduras, no parece tan expeditiva, así que puede estar tranquila la catalana Astrid Bierge, quien asegura que la Generalitat solo suspendería el referéndum si el Estado comienza a matar gente. Anda que si Puigdemont y demás mártires ven una cabra por el Maresme, piensan que es la de la Legión y se rajan...