JOSÉ María García, la nana con la que millones de españoles se durmieron durante años, convenció al país entero de que el rumor es la antesala de la noticia. Hasta Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, interiorizó esa idea, porque ayer, ente el ruxerruxe que atronaba el ayuntamiento, dio marcha atrás y evitó que el rumor se convirtiese en noticia. ¿Cuál era el rumor y cuál era la noticia? Pues que la Marea, nasía pa’ganá, estaba a punto de presentar como suya una moción de todos los grupos y redactada por la popular Luisa Cid. Se trataba de un texto de apoyo a las trabajadoras de ALN Telemark, quienes, incluso, habían solicitado que la iniciativa fuese conjunta, en el que la xente do común vio una oportunidad perfecta para recuperar un voto –falta le hace– y pretendió monopolizar. Al final, el alcalde se dañó los nudillos de tantos golpes de pecho que se dio para disculparse, alegando que se trataba de un error inocente, pero ya han sido tantas las veces en las que ha intentado colársela al pleno, es decir, a todos los coruñeses, que es casi imposible creerle.