Con energías renovadas la Sociedad Filarmónica Ferrolana retoma su programación de temporada con la música de nuestras principales orquestas, en esta ocasión la Real Filharmonía de Galicia, de vocación tan universal como la capital peregrina en la que tiene su sede. Dirigida esta vez por el prestigioso maestro Paul Daniel, tan reconocido como su director asociado y fundador, Maximino Zumalave, la Filharmonía ofreció al público un interesante programa con el Concierto para violonchelo Op. 129 de Robert Schumann y la Sinfonía Nº 98 en si bemol de Joseph Haydn, si bien, fuera de programa y antes de estos dos “platos fuertes” pudimos escuchar la obra de juventud de Edward Elgar, el compositor que afirmaba que “la música está en el aire, el mundo está lleno de ella…”, la Serenata para Cuerdas, impregnada de un fresco sentir romántico a través de sus tres breves movimientos.
Schumann se pronunció  con el joven solista granadino Guillermo Pastrana en un concierto difícil más que por su nivel técnico, por su propio contenido expresivo, por la profunda hondura musical de un compositor de vida tormentosa y desesperada, echando de menos esta comunión íntima que debe producirse entre el intérprete y el autor para transmitir el caudal de pensamientos y sentimientos que entraña cada frase, cada período, cada secuencia musical, para poder interpretar lo que hay detrás de cada nota y aún lo que se escribe en cada una de ellas.
Impecable la orquesta en su papel acompañante y también después, plenamente, con la Sinfonía de Haydn, la sexta de las doce Sinfonías de Londres, en la que el compositor incorpora novedades que todavía hoy siguen sorprendiendo como por ejemplo los once compases para clavecín al final del último movimiento contrastando brillantemente con el resto de la  obra puramente orquestal.
La actividad filarmónica continuará en febrero con la vistosa Gala Lírica en la que se interpretarán fragmentos de ópera y de zarzuela en una sugerente cita con la mejor música.