Carta a Braulio

Querido Braulio, arzobispo de Toledo: Deseo que al recibo de la presente estés bien. Ya era hora de que alguien de la Santa Madre Iglesia estuviera de acuerdo conmigo en el tema de la mal llamada “violencia de género”. Como bien sabes, en realidad se trata de actos de legítima defensa de los maridos -o sucedáneos- frente a la terca e irracional oposición a que ellas cumplan nuestros caprichos, deseos, imposiciones y justas órdenes, sin querer ser sumisas, como acertadamente dijo aquella periodista italiana. Eso es causa más que suficiente para bordarles la cara a hostias y, si se tercia, fulminarlas, no solo con la mirada. Por fin hay alguien como Tú, con dos dedos de frente, y no lo que dice ese Papa argentino, que no tiene puta idea del asunto. Por cierto; necesito un favor “profesional”. Voy a llevarte a mi mujer para que le atices dos hostias, porque yo no me atrevo. Tu hermano en Cristo: J. L. Patiño.     

Carta a Braulio

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