Tristezas y sonrisas

El mes de julio nos dejó dos acontecimientos de sentimientos opuestos. Por un lado el asesinato del sacerdote Jacques Hamel a manos de terroristas del Daesh y por otro lado la festiva celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud en Cracovia. Lloros y sonrisas de un mes de Julio que prometía tranquilidad.
Tristeza por el vil asesinato del sacerdote mientras celebraba la Eucaristía, un momento de especial simbología, que abre una nueva perspectiva en el debate sobre los ataques del Isis al proponer sí estamos en una guerra de religiones, matiz que las autoridades “civiles y eclesiásticas” se encargaron de cortar a pesar de algunos locos. Aunque no podemos obviar que guerra por la religión, sí la es. El Isis es un grupo religiosamente fanático que aspira a dominar el mundo y exterminar a los que no pensamos como ellos y que lo está intentando, con algún paréntesis temporal, desde el siglo VII. Por tanto, visto así, sí sufrimos ataques terroristas por causa de la religión, y no duden de que habrá más agresiones a aquello y aquellos que han sido y representan el germen de la cultura occidental.
La alegría se producía inmediatamente al vil asesinato; empezaban en Croacia las JMJ con presencia del Papa y un montón de Obispos. Cuentan las crónicas que se juntaron más de 360 mil jóvenes de todo el mundo, de los cuales aproximadamente 50 mil eran españoles. Un acto que pretende demostrar que la Iglesia está viva, que no hay duda que lo esté. De lo que dudamos muchos es sí su modelo pastoral, sobre todo en Europa y en particular en España, es eficaz. Desde los 40 años en el desierto ha pasado algún tiempo y bastantes cosas, aunque hay Obispos que aún no se han enterado.
Dos actos que cada uno, por sí mismo, da para comentar y reflexionar. Hoy quedarme con la buena reacción del Papa y sus palabras, puesto que no era fácil salir airoso de dos situaciones tan dispares y juntas en el tiempo y también con la negativa sorpresa de las pocas repuestas “Je suis” de solidaridad con la Iglesia, al menos con la rotundidad de otros momentos similares. Debemos de reflexionar por qué.

Tristezas y sonrisas

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