El pequeño desliz que cometió el lehendakari

No se puede decir que les haya salido muy bien a la defensa de los golpistas catalanes la jugada de sentar a declarar como testigo a Íñigo Urkullu. El lehendakari llegaba como posible mediador, para dar la imagen de que los secesionistas intentaron hasta el último momento evitar la declaración unilateral de independencia,  y, el caso, es que eso hizo. Aseguró que Rajoy no se movió un ápice de eso de que no se podía romper España y poco más. Sin embargo, entre las preguntas y las respuestas se deslizó una explicación que puede perjudicar, y mucho, a los golpistas. El caso es que Urkullu, tal vez por querer lavar la imagen de Puigdemont, aseguró que el entonces presidente de la Generalitat no quería la DUI, pero que fue la presión de la calle la que le llevó a hacerlo, por miedo a lo que podría llegar a pasar. Es decir, que el fugado de oro tuvo miedo al final ante la dimensión que iban tomando los acontecimientos y tuvo que hacer lo que supuestamente no quería. Al final, y atendiendo a lo que afirmó Urkullu, tal vez sí hubo un grave riesgo de violencia.

El pequeño desliz que cometió el lehendakari

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