Páginas de la historia

Todo se puede resumir en pocas palabras: ¿se trata de pasar página o de arrancar páginas de nuestra doliente historia?
Repasemos, con datos históricos ya comprobados, que aquí hubo un levantamiento militar, una cruenta guerra incivil con más de un millón y medio de muertos (con salvajadas en los dos bandos, como en todas las guerras –Paracuellos y Cáceres, dos ejemplos–) y una dictadura que duró cuarenta años con un señor que aparecía en las monedas como “líder por la gracia de Dios” y se paseaba bajo palio en aquel nacional-catolicismo. 
Llegó la transición con la vuelta a la democracia, con una transición con luces y sombras, para seguir con la alternancia en el poder; padecer el terrorismo, conseguir situarnos entre los diez “mejores” países del mundo, tratar de igual a igual a las grandes naciones europeas y, ay, padecer una brutal crisis económica de la que poco a poco, y de forma desigual, va menguando.
Y hay una historia reciente que debe ser conocida, juzgada y revisada: desde Aznar hasta Sánchez, todos los gobiernos negociaron con ETA. Desde el Gobierno de Aznar hasta este hubo traslado de presos. Durante estos cuarenta y pico de años  los diferentes ejecutivos hicieron uso del decreto ley. 
Hubo casos en que se cambiaron leyes con nocturnidad y alevosía y el filibusterismo fue moneda de cambio. El ejemplo más conocido –ahí están las hemerotecas– es el que dirigió Rajoy donde, caretas fuera, se justificó lo injustificable. 
Creció la miseria, aumentó la desigualdad y la corrupción llegó a cimas insospechables. Ah: Aznar reguló a casi medio millón de inmigrantes. Resulta aburrido recordar, ¡pero es la historia reciente! las obras de Génova, el ordenador destruido a martillazos, las mentiras del presidente en sede judicial y un amplio etcétera que no se puede olvidar. 
Ahora, cuando vuelve a la oposición, caretas fuera para presentarnos su verdadera cara. Víctimas de una peligrosa amnesia quiere, escondiendo su funesta etapa dirigiendo el Gobierno, seguir con su argumentario: el PP salvó a España de la crisis.  Era mentira, otra más. Cuando Zapatero abandonó la Moncloa España debía el equivalente al setenta por ciento del PIB, con Rajoy subió al 98%. 
La herencia de la administración Rajoy, de la política marianista, no solo dejó una sanidad y educación peor, sino que su herencia supuso aumentar la deuda en más de cuatrocientos mil millones. Fuera la careta, aparece la carota. La deuda pública bate su record histórico. Qué cara, no? 
 

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