Septiembre suele ser sinónimo de vuelta al trabajo, de regreso a la rutina diaria y de ir guardando los trastos playeros. Este año gozamos de un buen verano con una climatología benévola que nos permitió disfrutar de nuestras playas. En general los arenales ferrolanos presentaron un buen estado y los servicios funcionaron adecuadamente, desde los socorristas hasta los accesos que este verano no registraron incidencias de obras inoportunas. Las cosas pues, fueron bien, y si hubiera que poner alguna pega sería la de haber sido incapaces todavía de habilitar una playa para acudir con nuestras mascotas, algo que ya es habitual a lo largo del litoral español y que en Ferrol sigue siendo una asignatura pendiente a la que urge ponerle solución para no continuar discriminando a nuestros amigos de cuatro patas y a sus dueños. Confiemos en que el verano de 2017 sea el de la definitiva materialización de este derecho tan demandado en la sociedad actual.