Hay quien está tan confundido en la vida que se piensa que un entretenimiento es una causa por la que morir y matar. En cada casa de un español hay un entrenador de fútbol y en algunas, lamentablemente, hay un descerebrado que además de estar convencido de que sabe más del tema que los profesionales, se siente con derecho a perder el respeto a una persona por el mero hecho de que no le gusta cómo trabaja. ¿Se imaginan ir a encararse con el panadero cuando las barras le salen más cocidas de lo habitual? Pues eso es lo que hacen con el director deportivo del Depor, marcado con una diana desde que el equipo empezó a encadenar derrotas. Y cuando no hay cabeza ni educación ni humanidad aparecen los insultos en plena calle y las pintadas en el portal en el que vive con su familia. Los autores se creerán grandes deportivistas, pero en lo de ser persona no llegan al mínimo.