El auturuxo que nunca jamás quisimos tener que escribir

HOy, la familia de Editorial La Capital está de luto. Ayer fallecía de modo repentino uno de nuestros compañeros, Ramón Barrena. Actualmente desempeñaba el cargo de subdirector en El Ideal Gallego, periódico en el que llevaba trabajando más de 28 años y en el que realizó muy diversas labores. Pasó por las secciones de Deportes, de Galicia, de Local o de Sociedad... Una muestra de su polivalencia que le llevó a coger las riendas del periódico. Pero, además, él era el alma de estos Aturuxos. Su mordacidad, esa retranca de la que hacía gala se volcaba cada día en el análisis de la jornada que pretende ser este modesto espacio del periódico. Aquí demostraba con su magnífica escritura que siempre hay otro modo de ver la actualidad y, desde luego, el suyo era único. A diario, los Aturuxos se convertían en la sección más leída del periódico a través de la red y más de un político corría cada mañana a comprobar si sus actos, opiniones o declaraciones se habían convertido en protagonista de uno de los comentarios publicados. Cuando él no estaba, los demás intentábamos copiarle, pero era imposible. Lo nuestro no era más que un modo de cubrir el expediente, de conseguir que la sección no saliera en blanco, porque si hay algo que no se puede perdonar en esto del periodismo es que una hoja entre a rotativa sin sus correspondientes letras. Ayer mismo, como siempre, cumplió con su cita diaria con los lectores y, como siempre, lo hizo de forma anónima, sin que nadie supiera en realidad que estos textos eran obra suya. Y, cuando algún amigo o alguien del gremio se olía que su mano estaba detrás de esta sección el rápidamente lo desmentía. “Los hacen varias personas”, decía, y cuestión zanjada. Hoy perdimos a un compañero y, muchos de nosotros, la gran mayoría, a un amigo. Por eso, aunque no es lo habitual, nos permitimos rendirle este pequeño homenaje. Nos acordamos, lo primero, de su hijo, luego de su familia y de sus amigos. Nos imaginamos por lo que deben estar pasando, porque, al igual que ellos, sentimos un hueco en el alma que nos va a costar mucho ser capaces de llenar. Y si alguien quiere conocerlo un poco más, que repase en las hemerotecas, desde aquellos primeros artículos en la contraportada de El Ideal Gallego bajo el título de “El Dinosaurio” o esta misma sección hasta el día de ayer. Y si al hacerlo, leyéndolo, se les escapa una sonrisa, tengan a buen seguro que su autor fue Ramón Rodríguez Barrena. Ramón Barrena a secas para los amigos. Descanse en paz.

El auturuxo que nunca jamás quisimos tener que escribir

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