SI ya es novedad que Manuel Pablo no haga la pretemporada con el Deportivo, más lo es todavía que su salida haya sido pacífica. Lendoiro había instalado una cultura parecida a la de las sectas, que privaba del derecho al culto a todo aquel que se fuese sin el consentimiento del líder. Bebeto se marchó de aquella manera; Mauro Silva ni ha vuelto por A Coruña; Fran era traidor; hasta a Arsenio se le presentó como el anticristo... Al fin, parece que todo ha cambiado y que se ha abierto camino la idea de que los dioses no son quienes trabajan en los despachos. ¡Viva el aire fresco!