Con nombre propio

Hoy aprovecho este espacio de opinión para seguir hablando de deporte de base, pero hoy con nombre propio. Quizás uno de los más difíciles y emotivos por el parentesco con el deportista, al que hoy dedico de todo corazón mis letras.
Nació en Madrid hace 16 años, pero con cinco años ya vivía en este precioso lugar llamado ferrolterra. Sus primeros contactos con el agua fueron con año y medio, su guardería los llevaba dos veces por semana a la piscina del Moscardó como actividad extraescolar. Allí íbamos sus padres a escondidas a verlo y créanme que ni una lágrima cuando lo metían en el agua con su pañal y bañador.
En Galicia, ya con cinco años, lo apuntamos en el club marina Ferrol, aquí sabemos de lo importante que es aprender a nadar. Pronto se cansó de la natación, y con siete años, me dice que no quiere nadar más. Insisto en que no compita pero que tiene que saber nadar bien y esa era la mejor manera.  Vale, me dice, hasta un día que se me acerca un entrenador y me dice que hacía un mes que hablara con él para que fuese a probar a waterpolo. Camino de casa, le pregunto por qué no me dice nada, y que se animara, que a lo mejor le gustaba.
Bendito día y bendito entrenador, Andrey. Empezaba una nueva época inmersos en el waterpolo, en donde los entrenos se iban endureciendo con el paso de los años. Apuntaba maneras decían los entendidos, nosotros nos dedicábamos a llevarlo a entrenar día tras día, y luego a recorrernos Galicia para verlo jugar los torneos de liga y copa. 
Pronto empezó a destacar, su altura y su constancia lo hicieron ser el primer alevín en ir a un cto de España infantil por clubes y por federaciones. Empezaba así un camino duro, porque cada vez iba siendo más complicado, había que compaginar estudios y deporte. 
Varios campeonatos y copas gallegas en su palmarés, máximo anotador en un campeonato de España. Aquello iba a un ritmo de vértigo. Entrenos en Madrid, Canoe, y Barcelona, CNB y con un equipo de Volvogrado absoluto. Una semana de entreno en el Car de San Cugat con la española, hasta que llegó el día. Había clubes que estaban interesados en él.
Con15 años decide dar el salto e irse a Barcelona a jugar con el CNB. Cambiaba toda, su vida. Un año después, termina una temporada gloriosa, a nivel de liga, cto Cataluña, torneo internacional y ahora jugando los de España de su categoría y juvenil. Por lo de pronto, uno de sus primeros objetivos ya lo tiene cumplido, disputar la final del cto de España. Esto en Galicia sería algo impensable, por eso quiero dar las gracias, a toda esa gente que nos apoyó, que nos ayudó a que esto fuera menos duro. Hoy, el nombre propio es el de mi hijo, Óscar Montes, a él y a toda esa familia y compañeros que lo hicieron posible, Gracias, los sueños a veces se cumplen, y si son los de tu hijo, la felicidad es inmensa. 
 

Con nombre propio

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