NO LE CREEN, SEÑOR

También era  jueves.
Fue hace siete días cuando dijo “me equivoqué” y los suyos, manda carafio, le aplaudieron.
¿Se lo imaginan?
Confiesa un error; cuenta que no tiene ni p.i. de lo que pasa a su alrededor y ¡se rompen las manos aplaudiendo!
Que sí. Que son los que le apoyan, sostienen y siguen pues, de verdad, proporciona sueldos, suplidos, regalos…
Pero fuera, en la calle, es distinto. Nadie le cree. Y es que ¿no se enteraba,  él y su nutrido grupo de asesores, palmeros, comilitones, familiares y amigos, de lo que se contaba en la radio, prensa, tele y en la barra del bar…?
Pero es que Fraga no le dijo nada cuando – según propio testimonio– echó a Crespo por “hacer cosas feas”…?
Pero es que él, Mariano, no preguntó quien pagaba el autobús, a carne o caldeiro de las fiestas electorales…?
Pero hombre, si se lo contó uno de los suyos (recuerden, su amigo Trías y, a la vez,  amigo de Bárcenas) el mismo que  llevó los papeles al diario El País y quien, en hizo de intermediario entre Génova y  Luís B., en los papeles de Correa “L. el Cabrón”, receptor de mil millones a repartir entre el partido y los partidarios….
El tuvo que conocer, como el resto de los españoles, que las fiestas familiares y algunos viajes de la aún ministra de Sanidad las pagaba la trama Gürtel…
¿No se enteró hasta el jueves que hubo sueldos, suplidos, sobresueldos y similares durante años y años, “engordados” con dinero negro como cree el 52% de los españoles…?
¿No le contó nada la lideresa cuando, tal como ella presume, cortó las cabezas de los implicados en la trama corrupta….?
¿Cómo puede proclamar que rompió toda relación con Luís B. “el cabrón” cuando circulan mensajes telefónicos entre ambos hasta los primeros meses del año en curso..? No se lo cree nadie.
Ya pueden aplaudir desde las bancadas populares que el común de los ciudadanos y la mayoría de la opinión publicada – aquí y en el resto del mundo mundial – no.
Y hay quien explica que esos aplausos “premiaban que ninguno de ellos ninguno de sus amigos y compañeros de partido correrían el riesgo de sufrir consecuencia alguna ni  en sus remuneraciones, ni en sus posiciones, espacio de poder ni privilegios…”. Fin de la cita (Pedro J. Ramírez, el domingo 4).

NO LE CREEN, SEÑOR

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