DOS minutos pueden ser una eternidad, por ejemplo, si se trata del tiempo en el que Usain Bolt aventaja al segundo clasificado en la final olímpica de 100 metros lisos, o un instante, en el caso de que sea el retraso con el que una persona impuntual se presenta a una cita. Para la Marea, nasía pa’ganá, esos 120 segundos son la diferencia entre que los coruñeses se depriman o alcancen el nirvana –mucho más laico y, por lo tanto, más perfecto que el clerical paraíso–, pues la Batalla Naval durará este verano 18 minutos y no los 16 del año pasado. Ese regalo permitirá llegar al éxtasis y si esa noche, para que la fiesta sea completa, hay un concierto –por ejemplo, de Os Diplomáticos de Monte Alto– en el Paseo Marítimo permitirá que Xurxo Souto y su banda dispongan de un ratito axeitado para descansar entre la primera y la segunda parte de la actuación. ¡Aún habrá que botar foguetes para agradecer a la xente do común tanta dicha!