“HABEMUS PAPAM”

Acaba de ver la luz un libro apasionante: “Mi hermano, el Papa” de Georg Ratzinger y Michael Heseman, periodista que ha entrevistado al sacerdote, hermano del Sumo Pontífice. Se trata de un volumen preñado de anécdotas, datos y sucesos relativos a Benedicto XVI, y gracias a tan curioso libro podemos saber que sus padres se conocieron gracias a un anuncio por palabras que el progenitor de Benedicto XVI publicó en un periódico.

María Peitenr, que después sería madre del Papa, respondió a esta llamada y cuatro meses más tarde la pareja contrajo matrimonio. Si bien a los esposos sólo les separaban siete años de diferencia, Georg, actual hermano del Pontífice, recuerda que eran diferentes: “Mi madre siempre estaba alegre, era amable con todos y solía entonar cantos marianos mientras fregaba los platos. Su calidez compensaba en nuestra infancia la severidad de nuestro padre”.

Pero llega la Segunda Guerra Mundial y varía la vida de la familia Ratzinger. El padre jamás ocultó la aversión que sentía por Hitler, pero cuando comenzó la guerra, ninguno de los hermanos pudo evitar que el sistema alemán les requiriera. En 1942, Georg fue reclutado en el Servicio de Trabajo y en 1943 Joseph fue obligado a incorporarse en la defensa antiaérea.

Años muy duros para la familia. Dice Georg: “La experiencia de los años de la guerra nos había confrontado con sentimientos de miedo desconocidos, miramos a la muerte a la cara. Pero nos reafirmó más en nuestra intención de ser sacerdotes”. Si bien los dos sacerdotes tomaron caminos separados, siempre buscaban ratos para pasar juntos. Para Georg fue un golpe que Joseph fuera elegido Papa. Y dice: “Cuando se pronunció el nombre Josephum, me quedé helado. Y después se pronunció el apellido Ratzinger. Me sentí abatido. Pensaba que era un gran desafío. Y estaba triste porque, probablemente, ahora mi hermano no tendría más tiempo para mí. Toda la tarde y hasta el día siguiente, el teléfono sonó sin parar, pero yo pensé: ‘Idos a freír espárragos’”.

Sólo una de esas llamadas me hizo cambiar de parecer. Era la de su hermano, ya Papa. “Me pareció muy sereno, aunque contó que se sintió como si un rayo lo hubiera fulminado. Ahora tengo una línea privada cuyo número sólo conoce mi hermano. Cuando suena ese línea, se que llama él”.

Georg dice que Benedicto XVI sigue siendo el hombre bondadoso, amable y modesto que siempre ha sido”. Al Papa nunca le gustó hacer deporte. Le gusta ver en la tele “Comisario Rex”, las aventuras de un perro policía. El libro cuesta 21 euros. Vale muchísimo más.

 

“HABEMUS PAPAM”

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