Junto al problema independentista de Cataluña, la otra cuestion principal es la o posibilidad de un Gobierno de coalición para España entre PSOE y Podemos. Está claro que una vez dado ese paso, los obstáculos para avanzar por ese camino han pasado a segundo término. Ya solo es cierto que habría que contar con la voluntad de los militantes de ambas fuerzas, y por supuesto en el el conjunto de España. Si en la autonomía presidida por García-Page la cosa ha ido adelante, quiere decirse que no existe obstáculo insalvable para repetirlo. De manera que más vale que se dejen en ambos partidos de debates estériles y que decidan proseguir la senda marcada. Y que dejen claro ante el conjunto del electorado que aceptan que no hay otro camino que conduzca al poder en manos de la izquierda y a la retirada del PP, que ambas cosas son equivalentes.
Tendrían que convencer a Ciudadanos o bien de que votasen junto a los dos de la izquierda o bien que se abstuvieran, recordándoles que lo contrario supone perpetuar al PP en el poder, algo incompatible con las frecuentes afirmaciones de los de Rivera contrarias a aspectos básicos de la política del Gobierno popular. Y en cuanto al obstáculo exhibido del voto de los nacionalistas para que prospere la operación, pienso yo que si no se les pide el voto y ellos lo conceden por las buenas, sería absurdo e imposible rechazarlo, por lo que no habría motivo ni posibilidad de obligarles a que no voten a quien les dé la real gana. El Parlamento es la sede del poder del pueblo y este decide como tiene por conveniente en cada ocasión lo que vota a favor, en contra o con abstención. Me gustaría saber con qué argumentos iba el PP a poner el grito en el cielo si el resultado les perjudicaba, además de que muy recientemente ellos mismos han aceptado el voto nacionalista si les favorecía.
Y no voy a descalificar a la derecha, como a veces se hace, con absurdas afirmaciones sobre sus condiciones mentales o culturales, que respeto y sitúo en la normalidad. Vamos a ser todos muy respetuosos con todos y vamos a dejarnos de inventos absurdos que a nada conducen si no es a la esquizofrenia, muy mala enemiga de la claridad de juicio y de la búsqueda de los caminos para llegar al esclareciento de culquier cuestión. Estamos.