PEQUEÑO COMERCIO

En una ciudad con más parados que trabajadores, con pérdida constante de población, en la que se ha paralizado el núcleo básico de su producción industrial y la renta media es la más baja de las ciudades gallegas, resulta heroico mantener abierta cualquier actividad comercial minorista, sobre todo si añadimos la ausencia absoluta de políticas de urbanismo coherentes y la crónica dejadez en el diseño de acciones de impulso comercial. Al contrario, la existencia en nuestra comarca de dos grandes áreas comerciales, una de ellas de reciente implantación, ha venido a demostrar la absoluta falta de compromiso de los gobiernos locales  con el pequeño comercio de la ciudad. Solo palabras vacuas e ideas peregrinas, casi siempre costosas para mayor escarnio, salen de las molleras de los prebostes  que parecen conformarse con llenar las calles de Ferrol en Navidad y Semana Santa, y en alguna que otra fashion night. El resto del año, desierto y desolación.

 

PEQUEÑO COMERCIO

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