Balanza incómoda

Un tema que genera siempre mucho debate es el de la experimentación animal. Los movimientos animalistas se han posicionado abiertamente en contra, mientras que la comunidad científica ha preferido pasar de puntillas sobre el tema para no herir sensibilidades. El vocerío por parte de unos y el silencio de los otros ha servido para que muchas ideas falsas se hayan extendido sobre esta controversia.

Por eso, desde hace años varios investigadores se han puesto manos a la obra para traer transparencia a la experimentación con animales. Trabajar con ellos muchas veces es la única manera de poder entender enfermedades raras o avanzar en tratamientos más seguros. Pero, aunque sea necesaria, también asumen que lo es explicar dónde, cómo, cuándo, para qué y en qué volumen se lleva a cabo.

Se acaban de hacer públicas en este sentido las cifras sobre la investigación con animales en Europa en el año 2017. Hemos sabido que se han empleado 9,39 millones de animales, siguiendo la tendencia a la reducción desde 2011, cuando se alcanzó el pico de los 11,5 millones. En España se usaron algo más de 800.000 animales para estos fines.

También hemos sabido que un 45% de estos animales se emplearon en investigación básica y un 23% en aplicada, siendo el 60% de los animales ratones. Perros, gatos y monos solo representan el 0,3%, no empleándose ningún gran simio entre todos ellos. La reutilización de animales logró alcanzar el 2%, permitiendo reducir algo las cifras totales. El único índice que ha crecido ha sido el de animales modificados genéticamente, que ha aumentado un 7% entre 2015 y 2017.

Cuatro son las grandes áreas principales de investigación: el cáncer humano, los trastornos nerviosos y mentales humanos, los trastornos infecciosos humanos y las enfermedades y trastornos animales. No está de más tampoco recordar que desde 2013 la Unión Europea eliminó la experimentación animal en productos de belleza, culminando un proceso iniciado en 2004.

¿Es mucho o es poco? Depende de quien cuente la historia, pero para poner las cifras de España en contexto está bien saber que en un año en nuestro país se sacrifican 40 millones de cerdos para el consumo. 

Ahora mismo suprimir toda la experimentación con animales supondría un freno en seco para muchas líneas de investigación, ya que no existen alternativas reales hasta la fecha para los modelos animales. Todo no se puede tener.

Balanza incómoda

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