durante el pasado verano, dos comunidades autónomas, Asturias y Cantabria, obraron una especie de extraño milagro en medio de la depresión generalizada que sufría el sector del turimo en España. En esas dos autonomías se registraron los mejores datos de pernoctaciones y visitantes de todo el país. De repente, es como si todo el mundo descubriera que arriba, en el norte, se está mejor que en Torrelominos o Torrevieja. Sin embargo, ese milagro tenía una pequeña trampa y es que, en el momento en el que se produjo el “cierre” de Madrid, las cifras se desplomaron, situando de nuevo a Asturias y Cantabria en la cola del ránking. En realidad, eso quiere decir que a esas dos comunidades no acudían turistas, en realidad, eran madrileños ávidos de espacios abiertos, de mar y, sobre todo, deseosos de abandonar las aglomeraciones. Algo que, curiosamente, no consiguieron.