Hungría y Polonia le están echando un pulso a la UE a cuenta de los presupuestos y, de paso, ponen en riesgo el fondo de recuperación. Ese que ya está contemplado en las cuentas que trata de aprobar el Gobierno de Pedro Sánchez y sin el que no hay visos de que la muy maltrecha economía española vaya a soportar la crisis derivada del coronavirus. Los dos países vetan el Presupuesto Europeo como rechazo a la medida que permitiría congelar los fondos de recuperación de los países que no cumplan con el Estado de Derecho. Y la solución, dicen los expertos, está en los matices. En una redacción del acuerdo presupuestario que satisfaga a húngaros y polacos y no cierre la puerta a mantener la separación de poderes o las libertades sociales. Para que luego digan que el lenguaje no es importante.