Don Jesús Pabón fueun gran profesor, un verdadero maestro, cuando asistí a sus clases ya era algo mayor, pero en plenitud de facultades y madurez intelectual, nos daba Historia Contemporánea. Sobre todo recuerdo sus explicaciones sobre la revolución francesa, descrita de forma magistral y esquemática sobre la pizarra de tiza, sin más medios que algún que otro mapa pegado en la pared. Ni ordenadores, ni wikipedias, ni nada parecido, solo nosotros los alumnos disfrutando de las lecciones de un hombre verdaderamente sabio. No era el único, en algún que otro artículo creo haber rememorado a otros de aquellos estupendos maestros que tanto nos enseñaron.
El recuerdo de don Jesús viene a colación, como digo, por sus clases sobre la Revolución Francesa .Sobre este mismo tema acabo de releer un viejo libro, el de Pierre Gaxotte, el primer autor francés serio y académico que abordó el asunto en toda su crudeza, hasta entonces los autores y panegiristas de la famosa revolución, solo habían hecho eso, panegíricos. Gaxotte por el contrario no tuvo empacho en mostrar con toda claridad las grandes miserias de una revolución verdaderamente sangrienta. Durante una década la guillotina no paró de cortar cabezas, para regocijo y deleite de quienes estaban dispuestos a cambiar el mundo de forma sangrienta, acabando con todo aquel o aquello que consideraban aberrante y fuera de lugar, según la mentalidad revolucionaria.
Por suerte para todos, el movimiento revolucionario francés acabó siendo encauzado, incluso por sus propios protagonistas, hacia un nuevo régimen de paz y libertad, en el que Europa ha tenido y tiene uno de los referentes más importantes. Desde entonces la violencia y el dolor han vuelto a llamar, más de una vez, a las puertas de París, la gran capital francesa. Sin duda, la ocupación nazi fue la más traumática, por lo menos hasta ahora, cuando el terrorismo islámico tiñe de sangre sus calles y plazas. Quizá por eso no resulte vano recordar que la gran nación francesa no solo es fruto de su revolución, la que propicio un cambio de régimen en la Europa Moderna, sino de una tradición mucho más antigua, humanística y cristiana, que le permitió retomar el camino de la paz cuando fue necesario.
No cabe duda de que quienes atacan a través del terrorismo a Francia o a cualquier otro país europeo, están atacando esos mismos caminos de paz y libertad que eligieron en su momento y que son fruto de su historia. Por eso es tan importante, ahora que tantos se allegan hasta la vieja Europa pidiendo cobijo y ayuda, tener claro qué cosas son accesorias y cuáles son las irrenunciables, entre otros los valores cristianos que la sustentaron.