Un indio que ama a los funcionarios

ENCONTRARSE a un cura tirado en Penamoa con una jeringuilla hipodérmica clavada en un brazo llama la atención. En cambio, ver a un santón de la India –que son como los sacerdotes de por allá– drogándose no sorprende a nadie. En aquel país tienen mucha afición a meterse de todo, no solo los hombres de Dios, sino también los diputados. Uno de ellos, Surenda Singh –por cierto, del Partido Popular– asegura que “las prostitutas son mejores que los funcionarios, porque ellas sí que hacen su trabajo”. Algo colocado sí debía de estar cuando lo dijo, ¿no? Va a tener difícil llegar a director de la escuela de administración pública.

Un indio que ama a los funcionarios

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