Así transcurran siglos y siglos, nadie podrá arrebatar a José Luis Baltar el honor de haber fundado la primera dinastía política en la Galicia del siglo XXI. Hito que escenificó con su hijo en febrero de 2012 al transmitirle la presidencia del virreinato de Ourense. Baltar I era un padre amantísimo para todos sus paisanos, sobre todo con los que necesitaban empleo, a quienes colocaba en la Diputación, aunque eso supusiese duplicar, triplicar y hasta cuadruplicar puestos de trabajo. Baltar II, cuya infancia fue dura, pues tenía que soportar la matraca que daba su padre a todas horas con el trombón, es también un gran padre de familia, tanto que no solo acoge en su seno a personas, sino incluso a ayuntamientos. Lo hizo con el de Os Blancos, el más moroso de España, al que devoraban las deudas y aun así ha conseguido reducir a cero la deuda de la corporación municipal. Con esas credenciales se presenta a las elecciones, en las que sueña con una mayoría aún más holgada que en 2015 y lograr más de 65 de las 92 alcaldías de la provincia. A ver si va a acabar siendo el sucesor de Casado...