Una legión de sílfides

 

HAce muchos, muchos años, cuando uno recibía aquella cartilla, que se conocía como la blanca, al finalizar el servicio militar podía leer en uno de sus apartados: “Valor: se le supone”. Y eso en caso de hacer la mili en un cuerpo normal. Si en el sorteo la bolita decidía que se fuera a la Legión, el valor ya no se suponía, tenía que sobrar. Ahora, con esto de que las cosas cambian, lo que sobra entre los legionarios son los kilos y el Ministerio de Defensa no está dispuesto a que la imagen del soldado barrigón, vestido de verde oliva y desfilando con una cabra se convierta en motivo de mofa en el mundo. Por ello, Dolores de Cospedal ha decidido que los soldados se pongan a dieta y eliminar de una vez ese 6% de obesidad que sufren los soldados. Se incluyen prubas médicas periódicas, un programa de ejercicio y un régimen de alimentación. Y por si alguno es demasiado aficionado a las chuches o el chocolate, también se someterá a un programa de seguimiento en función de su evolución. Por ahora no se sabe si a la cabra también se le suministrará alfalfa light.

 

Una legión de sílfides

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