Las encuestas electorales, al menos en España, han dejado de tener validez. Se pueden utilizar para conocer las tendencias, pero es evidente, a tenor de sus pronósticos en los últimos comicios, que distan mucho de ser fiables. Tal vez por eso, estamos ante los comicios de resultado más incierto de las últimas décadas y, por lo tanto, los partidos están echando el resto en un intento por convencer a esos indecisos que todavía son legión. Ellos consideran que serán capaces de dar la vuelta a las previsiones, sin embargo, la realidad es que no todos pueden ganar y que la noche del 28-A solo habrá un triunfador.