El dopaje ya llega hasta por los pies

HASTA ahora el dopaje era cosa de los médicos. Una pastillita, un pinchazo, una transfusión... Si el deportista era muy bruto y optaba por la automedicación se zampaba un filete que parecía cortado de una vaca que había pastado en Penamoa. Pero ahora la cosa ha ido más lejos y la tecnología proporciona la gasolina de alto octanaje que permite ir más rápido. La Federación Internacional de Atletismo ha puesto bajo sospecha a la escocesa Laura Muir, que acaba de batir el récord británico de la milla, porque duda de que las zapatillas que usó fuesen legales, ya que se trataba de un prototipo. Si usase las botas de siete leguas no habría problemas.

El dopaje ya llega hasta por los pies

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