Desigualdad, pobreza y desempleo

Un año más la Fundación Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada (Foessa) ha vuelto a poner el dedo sobre la llaga. Ha vuelto a dejar al aire nuestras impudicias, como el caso de Galicia, de la desigualdad, la pobreza y el desempleo. Un documento que, como ocurrió con los anteriores desde hace algo más de un cuarto de siglo, tiene defensores y detractores. Lo que si es cierto es que nos muestran un país de dos velocidades y que, como consecuencia de la crisis, se ha generado un proceso de divergencia tremendamente grave.
La Expulsión Social y Recuperación Económica, que es así como se titula el informe, refleja que las diferencias han aumentado y las rentas medias se han reducido, lo que ha producido un hundimiento de las rentas más bajas Las variaciones en la desigualdad indican que existen diferentes razones que las originan, y que ahondan en la heterogeneidad territorial de nuestro país. Durante el período de los últimos siete años la evolución muestra un empeoramiento a todos los niveles, haciendo especial hincapié en los hogares con todos sus miembros activos en paro y no se ha logrado reducir esta situación a niveles anteriores a 2009. En verdad preocupante.
En el informe se dan pautas para señalar que todo el proceso de la España de dos velocidades responde a una cuestión de modelo social y a cómo nos planteamos la construcción de nuestra sociedad. Lo que se demuestra es que todo el proceso ha empeorado como consecuencia de la crisis. 
Se trata de buscar soluciones para que las personas y las familias puedan abrir un nuevo periodo de mejora, porque su posición ya no es la misma y tampoco sus oportunidades. 
La denuncia es clara y Foessa la mantiene en los últimos años: Ante periodos de recesión económica la pobreza aumenta rápidamente y en fases de crecimiento no desciende en la misma medida. Incluso permanece estancada. 
La realidad es que es necesario recuperar para la política de lo social a los ignorados, a los no útiles, a los expulsados, sobre todo en un momento como el actual donde el deterioro de un sector significativo de la sociedad exige una mayor altura de miras, a la que no se ha sabido responder desde los niveles políticos y administrativos.
En fin, en este período prelectoral y cercano al momento de las votaciones, entre todos debemos pensar en tres colectivos insuficientemente protegidos en nuestro marco de garantías: los hogares en pobreza severa, los trabajadores pobres y las familias con hijos a su cargo. 

Desigualdad, pobreza y desempleo

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