Una ocasión perdida

Está claro que a los mareantes coruñeses les hace falta un poco más de imaginación e iniciativa. Es cierto que para atacar a su oposición, colocarse medallas o vender humo hacen gala de un ingenio digno de un premio Nobel, sin embargo, ayer tuvieron en la mano la posibilidad de sacarse de encima uno de los principales problemas que tienen ahora mismo sobre la mesa y, sin embargo, no fueron capaces de reaccionar con agilidad. Bastaba con recurrir a un cerrajero municipal y, como mucho, a un par de agentes del 092. Estos, aprovechando que los okupas andaban de manifestación por el Obelisco no tenían más que haberse acercado hasta la nave de la Comandancia de Obras y, dado que todos sus ocupantes andaban vociferando por Los Cantones, cambiar la cerradura y asunto arreglado. Así, el alcalde no se vería en la tesitura de tener que recurrir a los antidisturbios para desalojar el edificio y evitar una foto que podría hacer mucho daño a la Marea Atlántica, progre ella donde las haya...

Una ocasión perdida

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