El papa Francisco se preocupa lógicamente de las cosas del alma; para eso lo eligieron los cardenales en el cónclave. Pero como su reino también es de este mundo, le preocupan también cosas terrenales. Por ejemplo, los peluqueros, y quizá en su última visita a la barbería le dieron un trasquilón, pues les ha reñido con por “chismorrear”, ya que “la lengua mata”. Que se vayan preparando las porteras, porque ellas forman otro gremio que tiene fama de cotillear a lo bestia. Anda que si se produce un aluvión de apostasías entre los peluqueros y las porteras...