RAÚL García asegura que no quiso lesionar a Joselu y no hay por qué desconfiar de su palabra. Al revés, lo lógico es concederle el beneficio de la duda, pues cuesta mucho creer que un futbolista intente hacerle daño a propósito a un compañero. Pero eso no quita para que el jugador del Athletic de Bilbao se merezca un castigo por parte del Comité de Competición. Si el Código Penal no solo condena la conductas dolosas, sino también las culposas, dejar la tarjeta amarilla como única sanción parece injusto, dada la gravedad del resultado de su entrada.