Rumbo al caos

en el capítulo IV del opúsculo “Reflexiones sobre el Quijote”, el profesor Enrique Moreno Báez, docente en la Compostela de los setenta, explica la “Sanchificación de Don Quijote y quijotización de Sancho” y sostiene que la constante charla y convivencia entre ambos les llevó a intercambiar los papeles y a impregnarse cada uno de la visión e interpretación que el otro tenía de la realidad. 
Esas ideas extrapoladas a la política de hoy ayudan a entender algo de lo que pasa en el Gobierno de España pilotado por Sánchez e Iglesias que, como el Ingenioso Hidalgo y su escudero, distorsionan la realidad en un intercambio de identidades -podemización de Sánchez y sanchificación de Iglesias- y también intercambian sus papeles. 
En esta diarquía manda Iglesias que impone sus políticas y sus vetos y capitaliza iniciativas sociales y económicas. “Sánchez le está entregando las directrices de su partido”, dice el escritor Andrés Trapiello, y ahora le entrega el Gobierno del país -también a los nacionalismos- en una creciente podemización del propio Sánchez. 
En paralelo, la “sanchificación” de Iglesias es espectacular. En la presentación de los Presupuestos apareció sumiso y con nuevo loock y esa imagen expresa su plena  integración en la casta que tanto criticaba. Al final, fue abducido por el poder desde donde hace su revolución con el beneplácito del presidente.  
Dice Cervantes que a Don Quijote “se le secó el cerebro del poco dormir y del mucho leer, de manera que vino a perder el juicio”. Que me perdone don Miguel la comparación, pero hay indicios razonables para concluir que cuando Sánchez e Iglesias alcanzaron el poder también perdieron parte del juicio político y del respeto a las formas de los gobiernos democráticos.   
Chumy Chumez dibujó en 1975 en Hermano Lobo a un tipo subido a un taburete que  planteaba este dilema a un nutrido auditorio: ”¡O nosotros, o el caos!”. Aquella gente sabia contestó “¡El caos, el caos!” y el mitinero les sacó de dudas: ¡Es igual, también somos nosotros”. 
Esa es la opinión de muchos españoles sobre el Gobierno de Pedro y Pablo. Venían, como Don Quijote, a “desfacer entuertos”, a regenerar la democracia y sus instituciones. Pero con su llegada a la política el país estuvo años bloqueado y ahora, instalados en el gobierno, les sobra ambición de poder, tics autoritarios y nepotistas que degradan la democracia -hay muchos ejemplos-, les falta capacidad de gestión de esta crisis múltiple y tienen a España fuera de control, rumbo al caos.  
Al caos chavista que, en palabras del mismo Sánchez, significa “cartillas de racionamiento, falta de democracia, pobreza”. Y estallido social, desorden y saqueos. En esa dirección caminamos.  


 

Rumbo al caos

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