Que la comunidad cristiana de Pakistán sea víctima del terrorismo es noticia, casi casi, a pie de página. El otro día en la sección de cartas a la redacción, el lector de un periódico se preguntaba cuál es la diferencia entre los atentados de Bruselas y los de Lahore para que el tratamiento informativo entre uno y otro. El asunto es que en Lahore hubo más muertos pero !claro! está en Oriente y las víctimas eran familias cristianas que estaban celebrando el domingo de Resurrección, pero Bruselas es el corazón de la vieja Europa, y parece que los muertos ¡desgraciadamente! también tienen categorías diferentes.
La matanza de Pakistán se produjo el domingo de Resurrección porque allí los católicos, para celebrar la Pascua comen con su familia y por la tarde según tienen por costumbre dar un paseo por el parque. Yusuf Farid, de 28 años, maestro de una escuela coránica espero el momento de mayor concentración de gente para hacerse estallar. No soy una persona religiosa, pero respeto profundamente a quienes encuentran respuestas en la religión que a otros nos resulta mucho más difícil. Los católicos creen en el perdón pero lo peor no es perdonar si no justificar la indiferencia y la injusticia. Hace tan sólo unos días fueron asesinadas en Adén cuatro Misioneras de la Caridad, en un asalto en el que murieron 13 personas más. Las religiosas fueron ejecutadas a sangre fría. Ya sabemos que la historia está plagada de muertos en nombre de la religión pero ahora lo más miserable es que se hacen distingos entre las víctimas. No es igual que los terroristas golpeen los símbolos de Occidente, que lo hagan en las zonas pobres del planeta y los medios de comunicación tenemos mucho que ver en eso. Está claro que los más pobres, sólo se merecen eso, unas pocas líneas a pie de página, hasta cuando mueren. ¡Qué vergüenza!