Política revuelta

Uno ya no sabe hacia dónde mirar para encontrar un poco de sosiego en esto de la política. El lío catalán parece asumido como crónico y todo indica que habrá que acostumbrarse a convivir con él. Ahora comienza un juicio contra los golpistas catalanes que nos tendrá entretenidos un tiempo y que, a lo peor, alimenta a los más asilvestrados para desordenar calles y hacer añicos la paz social que quede. A ellos les da igual, les llaman daños colaterales y punto, el sufrimiento de la gente no es cosa suya. 

Si miramos al País Vasco las cosas parecen más tranquilas, pero sepan que los nacionalistas vascos no han renunciado a nada y con Sánchez como negociador saben que pueden obtener grandes réditos. Sin ruido, pero con el mazo dando, el PNV mantiene su hoja de ruta hacia no se sabe dónde, con más sigilo que sus amigos catalanes, pero también con mayor inteligencia política. Siempre nos quedaba el sur, que quizá por aquello del clima se presentaba como más festivo, pero nada de nada. La victoria de Vox le ha dado alas a un cambio de gobierno tras 36 años de socialismo y las buenas intenciones de Susana se quedan en un baúl, seguramente el mismo en el que la guardarán a ella sus correligionarios socialistas que ya le han enseñado la puerta de salida. 

De ser la ganadora virtual en el pulso con Sánchez a la gran derrotada con fecha de jubilación anticipada. Es lo que tiene la política, no descarten verla en las listas europeas para darle acomodo lejos, eso sí, del suelo patrio. En lo global, un PSOE desnortado que se lo juega todo a la estrategia de Sánchez que muchos ven temeraria pero que solo cuestionan por lo “bajini”, no vaya a ser que algún que otro barón socialista reciba la carta de jubilación que no desea. 

Temen muchos socialistas que la jubilación generalizada les llegue del veredicto de las urnas, pero hasta entonces tratan de no presentarse como enemigos del jefe porque fuera de las poltronas hace mucho frío y sus carreras profesionales fuera de la cosa pública son cutres o inexistentes en algunos casos. La propuesta de Sánchez de inflar los presupuestos para Cataluña en busca de la compra de votos de sus socios independentistas causa pánico en las filas del PSOE, pero genera mucho cabreo a la par que ilusión en las huestes de Vox que se saben beneficiarios del despilfarro de Sánchez para comprar independentistas. 

Quizá por ello, entre otras cosas, no paren de crecer en las encuestas, incluso en las del CIS, que ya no sabe cómo ocultar la realidad. Ciudadanos se ha destapado y su querencia al socialismo está contrastada, ellos mantuvieron en el poder a Susana Díaz y al PSOE estos últimos cuatro años y ahora ocupan cargos de poder gracias a Vox, aunque les cueste reconocerlo, sin Vox, Ciudadanos se hubiera echado en los brazos del PSOE y estaríamos hablando de cuatro años más de socialismo en Andalucía. Casado busca rentabilizar la presidencia andaluza, pero, por una parte, sus mandos territoriales y, por otra, un Vox creciente le inoculan cierta desesperanza. Aquello de nuestra infancia cuando no nos gustaba como iba el juego y denunciábamos “juego revuelto”, tiene hoy utilidad para la cosa política. Veremos a ver…

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