Asus ya conocidas frases de “no sé” o sus rotundos silencios, ahora añade que “no tiene autoridad” para pedir el escaño de Barberá. La verdad es que estremece pensar que los ciudadanos puedan darle el gobierno a un señor que no sabe lo que pasa en Génova, con la caja B o en Valencia con todo el partido emporcado.
Además, Mariano, no quiere tomar la única solución que, mañana, podía arreglar el asunto: dimitir, apartarse, asumir así su cuota-parte de culpa de lo que están sufriendo los ciudadanos…
Por su parte, Sánchez no puede y/o no le dejan ni sus colegas de hoy ni los de antaño, que, sin rubor, no quieren pactos con soberanistas. ¡Ellos que hicieron piña, y consiguieron gobierno, con catalanes y vascos tantas y tantas veces!
Pero vamos por tiempos: y el tiempo apremia de aquí al 25-S con un candidato a la reelección que quiere, por un lado, desmarcarse del PP –de ahí esconder las siglas– huyendo de sus socios Baltar y Rajoy, de su pasado recóndito (su tío Alfonso recuerda que Alberto no era de derechas, sino del PSOE) o del más reciente surcando el mar rumbo a la playa o a la nieve o de su ayer donde le amenazan, si sus contrarios tienen la llave del gobierno, con levantar las alfombras, pues la gente (Villares, a “El País”) “debe saber que se hizo con su dinero”, sabiendo ya que no se hizo: negar ayuda a los dependientes para cuadrar el déficit y a los enfermos de hepatitis C a los que se negó medicamentos…
Y luego está esa fama de buen gestor con lo que la publicidad institucional intenta cubrir las carencias del candidato: según cuentas oficiales, la deuda pública que nos deja a los gallegos es mayor que la se encontró al llegar y las carencias en educación y sanidad son de sobra conocidas.
El mismo Feijóo presumía hace poco de “haber sido el primer adelantado en los recortes, para permitir cuadrar las cuentas”. Pero, cuentos aparte, ahí está el nuevo retraso en las obras del AVE, aunque ahora a toda milk, han decidido ayudar los “en funciones”, inyectando dinero para mejorar las obras… en Zamora.
Así las cosas habrá que ir pensando en convocar el referéndum más urgente: preguntar a los españoles si quieren que se vuelvan a presentar Rajoy y Sánchez, en opinión de un lector que recuerda a sus convecinos que deben votar por lo que vimos que hicieron