No es la hecatombe

stá claro que el acuerdo con ERC, sobre todo por el pacto de silencio que acompaña a las negociaciones produce un encendido rechazo. Que desde determinados medios de comunicación y portavoces de PP, VOX y Ciudadanos, se está trasladando la imagen de una capitulación del Estado de Derecho. Que la obsesión de Sánchez por mantenerse en la Moncloa, hablando con todos aquellos a los que denostó en campaña, contribuye a la incertidumbre ciudadana y al desprestigio de la clase política.
Pero no es la hecatombe; por mucho que los heraldos negros lo quieran hacer creer. Es cierto que después de alardear toda la campaña electoral con que no le cogía el teléfono a Torra, ahora ha tenido que llamarle a instancias de ERC. Aún así, hay que concluir que el “delegado de Puigdemont” es el President con el que es de obligado cumplimento mantener relaciones institucionales. 
Sánchez pactó con Podemos a escasas horas de que se cerraran las urnas porque, por un lado, el crecimiento de VOX hacía imposible ningún acuerdo con el PP y, por otro, el batacazo de Ciudadanos les convertía en irrelevantes. Así lo confirmó el propio Casado tras reunirse con Sánchez en Moncloa.
Es bastante arriesgado afirmar que la sesión de investidura, como ansia el PSOE se produzca antes de las campanadas de fin de año. Al margen de la decisión del Tribunal Europeo sobre la inmunidad de Junqueras, el congreso que este fin de semana celebra ERC no va a ser un paseo militar de la actual dirección. No toda la militancia está dispuesta a asumir sin rechistar la desaparición en el programa de la vía unilateral para alcanzar la independencia.
Así, mientras debaten en su congreso las vías para conseguir la independencia a la que no renuncian, miran de reojo a Quim Torra y a Puigdemont, temiendo que, una vez firmado el pacto con el PSOE en el primer trimestre de 2020, les convoquen a las urnas en Cataluña y carguen con el san Benito de “vendidos”. Y eso es lo que de verdad le quita el sueño a Pedro Sánchez: que, en un panorama tan endiablado, puedan echarse atrás en el último momento. Así que, como dijo Ábalos, “cuanto antes mejor”.
Lo que sí parece inevitable va ser una fuerte subida de impuestos. No hay cuentas públicas que soporten el incremento de gasto que va a suponer el atender las exigencias de todos los partidos cuyos votos necesita Sánchez para no tener que sacar el colchón de la eMoncloa.

No es la hecatombe

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