de las más de ocho mil familias que solicitaron los menús infantiles de la Comunidad de Madrid hay 3.200 que no los recogen. Y lo primero que nos viene a la cabeza, inevitablemente, es que somos así, queremos todo lo que sea gratis. Queremos que nos lo den, aunque luego lo desechemos. Lo mismo nos da que sea una camiseta de propaganda que, en el mejor de los casos, acabará siendo un trapo para limpiar cristales, que un globo que terminará en la primera papelera que encontremos de camino a casa. Las familias beneficiarias de las becas comedor, si el sistema funciona, las necesitan. Por eso que más de tres mil menús se queden sin recoger es imposible de entender. El consuelo es que van a parar a ONG que los reparten en hogares que sí los agradecen.