Cuando uno se entera de que Shaquille O’Neal, antigua estrella de la NBA, está seguro de que la Tierra es plana, piensa que tienen razón quienes aseguran que los tipos muy altos razonan de aquella manera porque el corazón no tiene fuerza suficiente para enviarles la sangre necesaria al cerebro. Cuando jugadores actuales como Jordan Clarkson o JJ Redick proclaman que los dinosaurios eran las mascotas de una raza de gigantes que vivían en la Tierra o que los grandes saurios nunca existieron, se reafirma en esa idea. Cuando el afamado presentador televisivo Pete Hegseth, que no es un gigante, confiesa que lleva diez años sin lavarse las manos porque los gérmenes no existen, pues no puede verlos, se da cuenta de que no siempre la altura influye en las dificultades para razonar con normalidad.