En defensa de las ONG

Los escándalos de Oxfam en Haití y la detención de su presidente mundial, por corrupción cuando era ministro en el Gobierno de Guatemala, están cayendo como un tsunami no solo sobre esta ONG sino sobre muchas otras. Sobre casi todas. Inmediatamente algunos aprovechan para descalificar a todas y para poner en duda los ingresos que reciben, los gastos en personal, su transparencia, su eficiencia... Las redes sociales no contribuyen a un debate serio y responsable y a deslindar los errores o los delitos de la labor que hacen la gran parte de las ONG.
Pero la verdad es que la mayoría de ellas juega un papel decisivo para la vida y supervivencia de millones de ciudadanos, maltratados por sus gobiernos, carne de cañón para las mafias, sin los mínimos vitales de supervivencia, sin posibilidad de acceder a la educación o a la sanidad, incluso a ese bien imprescindible que es el agua... Muchos inmigrantes han salvado su vida en el Mediterráneo gracias a las ONG que, incluso, han sido perseguidas o amenazadas por los propios gobiernos europeos.
Imaginen lo que es para muchas ONGs la relación con gobiernos corruptos y que violan los derechos humanos, para los que la actividad de estas organizaciones es molesta y hacen lo que sea para silenciarlas. Gobiernos que se quedan con los envíos que deberían ir para los más desfavorecidos. Es posible que algunas ONG cometan irregularidades o que muchas dependan de las subvenciones. Pero no son todas ni las más importantes.
En España y en otros países, las ONG más potentes están tratando de fortalecer su financiación privada, para tener mayor estabilidad e independencia y poder afrontar mejor las crisis. Son más transparentes, se someten a auditorías externas, publican en sus webs la memoria con los datos. Responden a las preguntas de sus socios. Se han profesionalizado, porque atienden retos cada vez más difíciles. Si mañana cerraran todas las ONG, este mundo sería mucho más desigual, mucho más injusto, mucho más desequilibrado. Y de millones de niños, mujeres y ancianos estarían condenados a morir.
En España, Oxfam Intermón tiene una trayectoria fértil de sesenta años y unas raíces jesuitas. En España hay ONG como Cáritas, Aldeas Infantiles, Save the Children, Accem, la Fundación Bangassou, Manos Unidas, Médicos y Reporteros sin Fronteras, Proactiva Open Arms, Caminando Fronteras, Cruz Roja, Mensajeros de la Paz y otras muchas que hacen una labor ejemplar nuestro país y en Hispanoamérica, Asia o África. No hay lugar en el mundo donde no lleven la única esperanza para muchos. Y hay organizaciones como Unicef, Acnur, CEAR, Amnistía Internacional que juegan un papel fundamental en la defensa de las personas y de los derechos humanos. Contra la pobreza, la tortura, la persecución, la violencia, el racismo, la falta de derechos básicos.
Hay que ser exigentes en la transparencia, en el control de sus gastos, en la denuncia de abusos o irregularidades cuando existan y en no conceder inmunidad ante la crítica. Pero sin las ONG, los derechos humanos de millones de personas caerían en un limbo. Hay que seguir apoyándolas porque hacen una gran labor y merecen nuestra admiración y nuestro compromiso.

En defensa de las ONG

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