con la sonada excepción de Alberto Núñez Feijóo, a medida que pasan los días desde que estalló el escándalo del máster de Cifuentes hay dirigentes del que PP van camino de doctorarse en cinismo. Este asunto les está empujando a enrocarse en un patriotismo de partido que parece haber nublado la percepción de la realidad. La opinión pública conoce el resultado de la investigación llevada a cabo por el rector de la Universidad Rey Juan Carlos, que declara no probado que Cifuentes hubiera realizado el máster. Máster al que la propia presidenta de Madrid reconoció en el Parlamento que ni había asistido a las clases ni se había examinado ni pensaba presentar el trabajo fin de máster porque su es a la Universidad a quien corresponde hacerlo público.
El intento para endosar las responsabilidad del presunto fraude a la Universidad, resulta patético porque los hechos son tenaces. Por decirlo con palabras de Feijóo. “La respuesta es bien sencilla o sí o no. Si lo tiene, la presidenta no nos ha mentido, si no lo tiene, en este caso nos habría omitido la verdad”. Traducción: sí el TFM no aparece, Cifuentes habría mentido. Tan sencillo, para Feijóo y para millones de españoles, pero no para otros dirigentes del PP que en un acto de voluntaria ceguera han decidido chutar el balón hacia adelante echando la culpa del asunto al PSOE ,uno de cuyos afiliados, profesor de la URJC, habría sido quien filtró la noticia de las irregularidades que aparejó la obtención del máster.
Para quienes asesoran a la dirigente madrileña en esta agonía, Cifuentes estaría siendo víctima de una conspiración urdida desde del PSOE, de ahí la moción de censura anunciada por Gabilondo y secundada por Podemos. No así, de momento, por Ciudadanos que tiene la llave en la Asamblea. Cifuentes asegura que no piensa dimitir. En la Convención del PP en Sevilla, algunos dirigentes populares echaban cuentas de cuánto podría retrasarse la caída de Cifuentes recordando lo ocurrido en Murcia con Pedro Antonio Sánchez, el presidente cuya cabeza exigía Rivera para seguir apoyando al PP en el gobierno de la región. También entonces, antes de dimitir, contó con el apoyo de Rajoy. Es mucho lo que el PP se juega en Madrid. También Ciudadanos se sabe observado en este regate en el que está en juego la sinceridad de su compromiso regenerador.