Cuando el curso académico entraba en la recta final se celebró la I Olimpiada de Traducción de Textos Clásicos, un certamen promovido por el Departamento de Latín y Griego de la Universidad de Santiago y por la sección gallega de la Sociedad Española de estudios Clásicos, del que resultó ganadora en la modalidad de griego Marina Martínez, alumna de segundo de bachillerato en el Instituto de Fene.
Reconforta saber que en estos tiempos pragmáticos y globales, en los que parece que solo se valora lo que tiene utilidad inmediata, aún se siga hablando del latín y del griego y alegra más saber que aún quedan escolares que estudian las lenguas clásicas, a pesar de que prácticamente han sido eliminadas de los planes de estudio.
Después de recoger el premio en la Facultad de Filología de Compostela, Marina Martínez dejó un par de reflexiones que merecen ser comentadas. La primera es la valoración que hace de las Letras –ella optó por Bachillerato de Humanidades– que aportan “una cultura y te ayuda a entender la forma de pensar de la gente a lo largo de la historia” y el estudio del Griego es “muy interesante para el desarrollo personal y un buen ejercicio mental”.
Es una reflexión de altura la de esta estudiante que sabe que beber en el pasado de las lenguas y autores clásicos ayuda a vivir el presente en medio del caos de la realidad prosaica y aporta rayos de luz para adentrarse con más seguridad en el futuro. Conocer el latín y el griego es útil para “no perderse en la vida” y es posible que tanta confusión como se observa por doquier sea debida en parte a la marginación de los fundamentos de nuestra cultura.
La segunda reflexión de la escolar de Fene apunta a su futuro y resulta tan clarividente como inquietante. Duda entre estudiar Filología Inglesa o Traducción e Interpretación: “me guiaré por lo que me gusta hacer, es más importante estudiar lo que a uno le interesa que pensar en salidas laborales, el panorama laboral es desolador, así que es mejor estudiar lo que uno desea…”. Lúcido pensamiento.
Lo inquietante es lo que añade: “A mi gustaría quedarme en nuestra comunidad, pero tal como están las cosas ya he pensado en pasar un tiempo indeterminado en Reino Unido. Mi generación está resignada ante la necesidad de salir de Galicia”.
Como ella piensan miles de estudiantes y esto último que dijo debería conmocionar los cimientos de todo nuestro entramado político, económico y social.