malas, muy malas noticias son las previsiones del FMI para este año. No es que nos pillen por sorpresa, claro, que todos vemos cuál es la situación económica. Pero que el escenario que contemple el organismo sea una situación de crisis nunca vista desde la Guerra Civil asusta. A los que no la vivieron porque se imaginan lo peor; y a los que saben cómo fue porque no les hace falta imaginárselo. Familias sin posibilidad de tener un sueldo con el que mantenerse, empresas que no remontan y, en demasiados casos, hambre. A nivel mundial, las perspectivas son igual de terribles: una recesión como la de la Gran Depresión de los años 30. Volvemos casi un siglo atrás y con niveles de paro de más del veinte por ciento. Lo que nos espera son años duros y este aviso solo confirma lo que ya nos imaginábamos. Solo queda confiar en que el pronóstico se equivoque y cruzar mucho los dedos.