FINLANDIA Y LA EDUCACIÓN

Los países nórdicos siempre han sido, y siguen siendo en gran medida, paladines del Estado del Bienestar. Poco a poco, con inteligencia y sentido y común, han ido eliminando las malas prácticas, hábitos clientelares y fraudes, que aparecieron con el paso del tiempo en el sistema de bienestar en su versión estática.
Reaccionaron en su momento con reflejos y ahora son los que mejor están resistiendo la crisis general que embarga a la vieja Europa. Comprendieron que la esencia del Estado de Bienestar es dinámica y que, por ello, es menester liberar las iniciativas sociales aflorando experiencias y realidades que el interés general debe apoyar.
En este sentido, un caso digno de estudio, y también de emulación, especialmente para nosotros, uno de los países con mayor fracaso escolar en Europa, es el de la educación en Finlandia: el país que lleva liderando desde el 2000 el ranking de calidad del informe PISA. También el del año pasado, dado a conocer precisamente en estos días.
Un éxito, el de Finlandia, que no es, ni más ni menos, que la consecuencia del sentido común y de pensar en la mejor preparación de los alumnos como fin permanente de la educación.
Algo que brilla por su ausencia en aquellos sistemas educativos fuertemente burocratizados que son manejados por determinados colectivos, más preocupados de no perder la posición que de fomentar la calidad de la enseñanza que se imparte a los alumnos.
Probablemente, el principal mérito de las autoridades educativas finesas reside en la dignificación de la función docente. Hasta tal punto esto es así que bien se puede afirmar que el profesorado mejor preparado, y el que goza de mayor reconocimiento social, es precisamente el de la enseñanza primaria.
Ser profesor de primaria en Finlandia es muy difícil pues se exigen conocimientos muy elevados así como las más excelentes aptitudes para la mejor transmisión del conocimiento. Tal forma de proceder es consecuencia de la gran relevancia que tiene en Finlandia la educación, política pública a la que se dedica entre el 11 y el 12% del presupuesto público. Si, entre el 11 o el 12% del Producto Interior Bruto.
También llama la atención, y no poco, que los alumnos empiezan a asistir a clase a los 7 años. Antes van a las guarderías.
¿Por qué se retrasa la edad de ir al colegio a los 7 años, se preguntan muchas personas? Sencillamente porque según los expertos a esa edad, a los 7 años, el proceso del aprendizaje se hace en mejores condiciones para los alumnos. Es entonces cuando absorben mejor las enseñanzas y también cuando realizan algunas conexiones mentales fundamentales para este menester.
Otro dato para la reflexión. Mientras que en España los alumnos reciben una media de 875 horas en la enseñanza primaria, en Finlandia casi no llegan a las 600.
La educación  pública es gratuita, comprendiendo desde el preescolar hasta la universidad y extendiéndose, no solo a la asistencia a las clases, sino también al comedor, libros de textos y demás materia de apoyo escolar.
¿Cuál es el secreto? Uno muy sencillo. En Finlandia se asume –y se actúa en consecuencia– que la educación de los jóvenes, de los más jóvenes, es la principal política pública, la más importante. Por eso no se repara en gastos y por eso se selecciona a los mejores profesionales. ¿Tan difícil es reconocer lo que funciona e intentar cambiar?

Jaime Rodríguez-Arana es catedrático de Derecho Administrativo. jra@udc.es

 

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